domingo, 22 de julio de 2012

ESCUELA E INMIGRACIÓN



Por Jesús Manuel Septién/ Profesor de Instituto



La polémica suscitada sobre el asunto del ’hiyab’ en los centros educativos franceses (que ha alcanzado una dimensión extraordinaria por el secuestro, y el chantaje subsiguiente, de dos periodistas franceses) nos puede hacer reflexionar para que la llegada de los alumnos inmigrantes y el impacto de la interculturalidad en las aulas nos encuentre, no sólo a los profesores sino también a los padres y, sobre todo a la Administración, preparados ante los nuevos retos que se avecinan.

Como casi siempre las polémicas del otro lado de los Pirineos llegan con todo ya discutido, con ’clichés figés’, y con estereotipos culturales que nos impiden sacar nuestras propias conclusiones. En este caso, además, desde aquí, la cuestión se plantea de manera distinta: ni hay tantos alumnos inmigrantes en las aulas -en el caso del País Vasco no llegan al 3%- ni la presencia de alumnos musulmanes es proporcionalmente tan significativa, ni, por supuesto, el tema del velo islámico plantea -en las escasas ocasiones en que se lleva- ningún problema, ni entre los alumnos ni entre los profesores. Sobre este particular, a título anecdótico, un profesor confesaba que le molestaba más ver a un alumno con la gorra al revés moda ’reggae’ o ’yankee pijo’ que a una chica con el ’hiyab’... siempre que no lo lleve en la clase de gimnasia, añadía.
Mientras que en el caso de Francia el contingente mayoritario es magrebí, con un gran componente de alumnos de religión islámica, en el caso del País Vasco hay sudamericanos, asiáticos, procedentes de países de Este, subsaharianos, además de magrebíes. Alrededor de treinta nacionalidades diferentes conviven en los patios de nuestras escuelas. El número de alumnos inmigrantes es mucho menor y mucho más variado lingüística y culturalmente que en otros países de Europa.

Sin embargo, el número aumenta día a día y la complejidad de su educación también. La tasa de crecimiento de los últimos años ha sido de un 40% y los porcentajes del alumnado inmigrante con respecto al total se han triplicado: de 0,66% a 2,6%. Por eso tenemos que plantearnos su educación ya sea como un reto, como una obligación o, puesto que la integración educativa supone un tema económico, como una inversión de presente más que de futuro.
Si la integración de alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) fue -y está siendo- la ocasión histórica que nos ha permitido plantearnos de forma prioritaria las cuestiones metodológicas y organizativas y de los recursos didácticos -que, como demostró M. Montessori hace algunos años, acaban beneficiando no sólo a los alumnos considerados especiales sino a todos-, la presencia en las aulas de alumnos inmigrantes extranjeros procedentes de países empobrecidos es una nueva ocasión histórica que nos brinda la oportunidad de plantearnos abiertamente la cuestión de la representatividad cultural del currículum común.
Un aspecto fundamental de la interculturalidad es el plurilingüísmo y otro, todavía más importante, es el reconocimiento de las otras lenguas y las otras culturas, sin imposiciones. La integración no debe ser confundida con la asimilación. Los dirigentes educativos proclaman con triunfalismo la extensión del bilingüismo al 90% del alumnado, como si el lograr que se dominen dos, tres o más lenguas fuera un fin en sí mismo y nos olvidáramos de todo lo demás. De todo lo que se puede estar dejando por el camino.

Aceptadas las bondades de los sistemas bilingües hay que plantearse que el aprendizaje de las lenguas, y más cuando éste es vehicular -es decir, que la inserción de contenidos y el progreso lingüístico van unidos-, adquiere una dimensión que va más allá de los contenidos meramente gramaticales.

Por eso conviene insistir en otros aspectos positivos del plurilingüismo. El aprender otras lenguas puede servir para introducir una sintaxis nueva de las relaciones interpersonales, rechazando el etnocentrismo y fomentando la tolerancia. Sin imposiciones de lenguas ni de culturas. Como dice Amin Maalouf en ’Identidades asesinas’ a los inmigrantes: «Cuanto más os impregnéis de la cultura del país de acogida, tanto más podréis impregnarlo de la vuestra». Y a los autóctonos, «cuanto más perciba un inmigrado que se respeta su cultura de origen, más se abrirá a la cultura del país de acogida».

La sociedad está cambiando a una velocidad vertiginosa y en el mundo de la educación es donde más se está sintiendo la dimensión de estos cambios: la globalización, la introducción de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) y sobre todo un nuevo tipo de alumnado, están exigiendo a las maestras y maestros un esfuerzo impagable. El profesorado es una de las pocas referencias favorables con las que puedan contar estos alumnos que por su propia situación son mucho más sensibles a las expectativas positivas y, por tanto, se convierten en una pieza fundamental de su integración en el sistema educativo.
Tenemos que abogar por que la Administración, al mismo tiempo que intenta adaptarse a las nuevas necesidades educativas, arrastre en su entusiasmo a todo el profesorado y no sólo a un sector de incondicionales. Asumidas la idoneidad didáctica del bilingüismo o, mejor, del plurilingüismo, no debemos olvidar que, al fin y al cabo, las lenguas son vehículo de transmisión de ideas, mensajes y valores. Por eso la cuestión es saber con qué procedimientos se está realizando la labor educativa, qué objetivos se pretenden alcanzar y, sobre todo, qué se hace para que todos, ante los nuevos retos, cumplamos mejor con nuestra labor. Sin triunfalismos.
Fuente: El correo español del pueblo vasco.

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